Wednesday, April 22, 2009

Un Hogar En tu Corazon



Parece que muchas mujeres a veces luchan por ser autenticas. Por fuera actuamos como siendo de una forma, cuando realmente por dentro somos de otra. Porque tenemos debilidades, defectos o temores, cosas relativas a nosotras mismas que nos hacen menos perfectas o menos agradables o deseables que prefeririamos ocultar de otras personas.
Con el tiempo, ideamos mascaras para ocultar a los demas esas imperfecciones mas eficazmente. Algunas de nosotras creamos un sistema de mascaras para tapar, ocultar, o dar a otros una percepcion distinta de quienes somos en realidad. En efecto, hemos llegado a sentirnos tan comodas llevando estas mascaras que hasta olvidamos que las tenemos puestas.
Nuestro orgullo, verguenza o temor nos impiden sacarnos nuestras mascaras y revelar nuestro verdadero yo a los demas, incluso a quienes amamos. El pensamiento de despojarnos de los velos de engaño y defensa y quedar expuestas ante el mundo (para que todos vean nuestros defectos, debilidades, o temores), es insoportable.
La necesidad de agradar y ser aceptadas nace con cada una de nosotras. Es un deseo tan fuerte en nosotras que hacemos casi cualquier cosa para satisfacerlo. En efecto, cuando eramos niñas, si sentiamos que no nos amaban o aceptaban como eramos, cambiabamos. Nos reinventabamos por completo a nosotras mismas. Nos poniamos una mascara o, al igual que un camaleon, cambiabamos nuestra apariencia externa para encajar mejor en nuestro entorno. Pero por dentro, el camaleon permanece igual: el no puede cambiar lo que es. Lo mismo ocurre con las mujeres... podemos cambiar lo exterior, pero sin importar cuantas mascaras llevemos puestas, no podemos cambiar lo que en realidad somos profundamente en nuestro interior.
El peligro de llevar esas mascaras, por supuesto, es que nos distorsionan. Lo que otros ven es mentira. No es lo que somos... aquello para lo cual nacimos. Para cuando llegamos a adultas, hemos tenido años de experiencia en este tipo de juego de roles y encubrimineto. Nuestras mascaras se han vuelto tan comodas como un viejo par pantunflas, y hemos perdido contacto con lo que realmente somos. Hemos pasado tantos años ocultandonos, que hemos olvidado aquellas cosas de nosotras que nos hacen diferentes y especiales.
Que verguenza! Que desperdicio! Cada una de nosotras (tu, yo y cada mujer) fue creada unica por un Padre amoroso que se goza en nuestra individualidad. En efecto, esas cosas distintivas de nosotras, no nuestra "similitud"' nos hacen especiales para El.
La pequeña con pecas, la joven con hoyuelos, la querida abuela de cabello gris con su dulce sonrisa, todas se destacan... !son especiales! !Y tu tambien lo eres!
Seguro, todas tenemos temores y debilidades. Todas somos menos que perfectas y deseariamos ser mejores. Pero es necesario que tu sepas que Dios te ama tal como eres en este mismo memento, y su amor por ti nunca disminuira. Pero espera! Hay mas buenas noticias. Segunda de Corintios 3:18 dice: "Asi, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con mas y mas gloria por la accion del Señor, que es el Espiritu".
Esto significa que cuando tu crees y cooperas con el buen plan de Dios para tu vida, El te ayudara a derribar las defensas que has levantado durante tanto tiempo. Dios te creo, y conoce tus temores y debilidades. Sabe cuanto deseas encajar.... ocultar tus defectos y errores, pero su amor es lo suficientemente poderoso para llegar mas alla de esas cosas y tocar tu alma. Recibe su toque; siente su aceptacion. Confia en El lo suficiente como para sacarte la mascara y mirarte en el espejo de su Palabra: !alli encontraras que poco a poco estas siendo transformada a la misma imagen de tu Señor!.